FISCAL

Por Federico Varona García

Siendo muy niño me enseñaron que cuando recibiese una afrenta debía poner la otra mejilla. Evidentemente el ser humano, como cualquier animal, es reticente a esto salvo, como parece desprenderse de los datos ofrecidos por la Agencia Tributaria hace pocos días y por la muy posible modificación legislativa que va a operar el Consell para el ejercicio 2017.

La Agencia Tributaria ha publicado el impacto que la rebaja del impuesto de sociedades aprobada por el Gobierno Central y que, entre otras cosas, rebaja el tipo impositivo del 28 al 25 % desde 2016. Pues bien, según los datos publicados, la recaudación por este tributo desde principios del ejercicio 2016 en comparación con el mismo periodo del ejercicio 2015 ha bajado un 32 %. En lo que respecta a las pymes, principal motor de la economía de nuestra comunidad, la bajada esta cuantificada en el 1,4 % puesto que el principal efecto se ha dejado sentir en las grandes empresas.

Como en casi todo en la vida se pueden buscar múltiples factores para explicar esos números, entre ellos el que se haya puesto fin al límite de deducción de pérdidas que operaba en años anteriores y se han empezado a recuperar parte de las mismas, pero hay un hecho innegable, la tan anunciada bajada de impuestos a las empresas anunciada por el ejecutivo ha tenido principalmente incidencia en las grandes empresas.

Economías de escala

La Comunitat Valenciana asienta sus bases económicas en pequeñas empresas, muchas de ellas familiares que, como a nadie se le escapa, tienen mucho más complicado el adaptarse a un entorno cada vez más globalizado, más complicado generar ahorros de coste generando economías de escala, crear una red internacional que le permita exportar con garantías, realizar inversiones en Investigación y Desarrollo, acceder al crédito bancario y otras muchas cosas más. Es por lo tanto una economía, en principio, mucho más vulnerable que la que podríamos realizar si nuestro tamaño fuese más competitivo en un entorno global.

Si revisamos la hemeroteca podremos contrastar que prácticamente todas las asociaciones empresariales, partidos políticos y resto de integrantes de la sociedad reclaman una modernización de nuestro tejido productivo, una integración de fuerzas, una generación de sinergias con el objetivo de fortalecer nuestra economía y hacerla más competitiva y menos vulnerable de cara al futuro. El ejemplo tan utilizado de la Investigación y el Desarrollo. Todo el mundo estamos de acuerdo que sin un tamaño mínimo es muy difícil sino imposible el poder invertir en esta materia clave en el futuro y en la supervivencia de nuestra economía.

Reforma tributaria

Pues bien, la realidad es que la última reforma tributaria de calado aprobada por el Ejecutivo Central ha tenido efecto principalmente en grandes empresas. Esto hace que, a la vista de los números, la reforma tributaria beneficie la competitividad de estas grandes empresas y, consecuentemente, empeore o no mejore la de nuestras pymes. Los empresarios valencianos que, siguiendo las pautas que marca el mercado, decidan modernizar su empresa, hacerla más competitiva, hacerla menos vulnerable al mercado, en definitiva, hacerla crecer, van a tener que poner la otra mejilla.

El ejecutivo autonómico, de boca de su Conseller de Hacienda, ha anunciado una modificación del Impuesto sobre Sucesiones que afecta a estos empresarios. Hasta ahora si la empresa era productiva y suponía la principal fuente de renta de la familia el fallecimiento del titular no suponía desembolso efectivo del tributo en cuanto al Impuesto sobre Sucesiones. A la vista de lo anunciado por el Ejecutivo Autonómico únicamente podrán acogerse a este beneficio fiscal las pymes, de esta forma, cuando un empresario decida hacer crecer la empresa, modernizarla, prepararla para el futuro, consolidar y ampliar el número de trabajadores, destinar parte de su presupuesto a Investigación y Desarrollo, en definitiva, preparar a la empresa para competir en un entorno cada vez más globalizado, tendrá que pensar que si deja de ser pyme sus herederos tendrán que sacar la liquidez necesaria, normalmente de la misma empresa, para poder pagar el Impuesto. También tendrá que pensarse dos veces el asociarse con empresas para poder competir mejor.

En definitiva, una medida muy consolidada en nuestro ordenamiento jurídico con gobiernos de uno y otro color y cuya modificación que no va a ayudar a modernizar el tejido empresarial valenciano. Por tanto, el empresario valenciano va a tener que poner la otra mejilla, eso si, la primera frente al ejecutivo central y la segunda frente al autonómico.

Artículo publicado en Levante-EMV.